Está de moda viajar. Viajar a lugares cercanos en aviones low cost, viajar a lugares lejanos, bien apretados como sardinas, viajar en carro, en autobús, en casas rodantes... Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) se registraron en todo el mundo más de 1.400 millones de llegadas de turistas internacionales en el año 2019, y seguramente ese número sigue a la alza.
Da gusto ver que cada día abrimos más fronteras y que la gente está dispuesta a explorar y conocer, pero al mismo tiempo, entristece que la esencia se esté perdiendo en obtener el mejor ángulo para Instagram.
La verdadera razón por la cual los humanos salimos de nuestra zona de confort es para conocernos a nosotros mismos y saber de qué madera estamos tallados. De alguna forma queremos lograr ver lo que realmente podemos hacer y creamos una gran capacidad de autoanálisis cuando nos encontramos fuera de nuestro entorno.
Viajar nos da las herramientas necesarias para afrontar nuestros miedos y aventarnos a un vacío desconocido porque realmente nunca sabes lo que te espera del otro lado de la puerta. Probablemente vas con una idea creada en tu cabeza de lo que podría llegar a pasar, pero todas las personas que hemos salido y explorado sabemos que la planificación no funciona del todo.
A mis 27 años he pisado varios países sola, unas veces con más oportunidades económicas que otras, pero solamente de esa manera aprendí a valorar todo lo que yo podía hacer, todo lo que tengo en casa y también logré vencer todos los miedos que me acechaban.
Con este artículo quiero invitarte a que la próxima vez que pises un nuevo lugar o pienses en reservar un ticket, disfrutes realmente del momento, que te des tiempo de conocer a otras personas, de sumergirte en una nueva cultura, que aprendas lo más que puedas sobre el lugar y que también te des la oportunidad para poder conectar contigo mismo.
Y si has llegado hasta este punto del escrito y aún no has puesto pie fuera de tu ciudad, te invito entonces a que lo hagas. Conocer otro lenguaje, probar comida diversa, oler otro tipo de cosas, te abre la mente; te das cuenta que somos muchos en este planeta y que hay millones de posibilidades allá afuera esperando a que simplemente estiremos la mano y las tomemos.
Da gusto ver que cada día abrimos más fronteras y que la gente está dispuesta a explorar y conocer, pero al mismo tiempo, entristece que la esencia se esté perdiendo en obtener el mejor ángulo para Instagram.
La verdadera razón por la cual los humanos salimos de nuestra zona de confort es para conocernos a nosotros mismos y saber de qué madera estamos tallados. De alguna forma queremos lograr ver lo que realmente podemos hacer y creamos una gran capacidad de autoanálisis cuando nos encontramos fuera de nuestro entorno.
Viajar nos da las herramientas necesarias para afrontar nuestros miedos y aventarnos a un vacío desconocido porque realmente nunca sabes lo que te espera del otro lado de la puerta. Probablemente vas con una idea creada en tu cabeza de lo que podría llegar a pasar, pero todas las personas que hemos salido y explorado sabemos que la planificación no funciona del todo.
A mis 27 años he pisado varios países sola, unas veces con más oportunidades económicas que otras, pero solamente de esa manera aprendí a valorar todo lo que yo podía hacer, todo lo que tengo en casa y también logré vencer todos los miedos que me acechaban.
Con este artículo quiero invitarte a que la próxima vez que pises un nuevo lugar o pienses en reservar un ticket, disfrutes realmente del momento, que te des tiempo de conocer a otras personas, de sumergirte en una nueva cultura, que aprendas lo más que puedas sobre el lugar y que también te des la oportunidad para poder conectar contigo mismo.
Y si has llegado hasta este punto del escrito y aún no has puesto pie fuera de tu ciudad, te invito entonces a que lo hagas. Conocer otro lenguaje, probar comida diversa, oler otro tipo de cosas, te abre la mente; te das cuenta que somos muchos en este planeta y que hay millones de posibilidades allá afuera esperando a que simplemente estiremos la mano y las tomemos.